El último viernes 19 de enero, el gobierno de Dina Boluarte promulgó una ley que, en la práctica, suspende o deja de lado las elecciones primarias (PASO) en el país. Esta medida, que había sido aprobada previamente por el parlamento peruano, no recibió la observación esperada, y ahora tenemos la incertidumbre sobre el futuro político.
Esta decisión es preocupante, dado que las elecciones primarias ya contaban con una aplicación legal, aunque fueran suspendidas en el 2021 (elecciones presidenciales) y el 2022 (elecciones regionales y municipales). El rápido trámite y la falta de un análisis exhaustivo por parte del gobierno de Boluarte son motivo de cuestionamiento, ya que se esperaba un mayor debate de una ley que impacta directamente en el proceso democrático del país.
¿Cuáles serán las consecuencias políticas de esta medida? Son muchas. En un momento en que la desconfianza hacia los políticos es evidente en los sondeos de opinión, la ciudadanía observa con preocupación y mayor desconfianza cómo las decisiones gubernamentales parecen alejarse de sus intereses. Dina Boluarte, en particular, enfrenta un rechazo abrumador, con nueve de cada diez peruanos desaprobando su gestión.
Este descontento no es aislado, ya que, a lo largo y ancho del país, los gobernantes electos muestran escasos niveles de respaldo ciudadano. Muchos de ellos apenas si superaron el 27% ó 28% de respaldo electoral como el caso del alcalde de Huancayo, Denys Cuba y el gobernador regional de Junín, Zósimo Cárdenas, respectivamente. Lo que refleja una creciente brecha entre la clase política y la población que dicen representar.
El impacto político inmediato se traduce en la percepción de que en el futuro no habrá cambios sustanciales ni liderazgos con legitimidad política. Con las elecciones del 2026 a la vuelta de la esquina, el escenario apunta a una continuación de la imposición de candidatos por parte de las élites políticas. La falta de elecciones primarias no solo limita la participación ciudadana, sino que también perpetúa un sistema de candidaturas impuestas.
La idea de organizar elecciones primarias no solo era buscar fortalecer la democracia interna de los partidos, sino también movilizar e involucrar a la población en el proceso político. Reducir la participación ciudadana a una simple jornada electoral de un solo día donde se vota por candidatos impuestos va en contra de este principio fundamental.
Domingo, 21 de enero del 2024
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