¿Quién define la agenda política?

0
16

Mientras la presidenta Dina Boluarte enfrenta una desaprobación histórica, la atención de la ciudadanía se centra en narrativas triviales ajenas al acontecer político. Este fenómeno, lejos de ser una simple coincidencia, refleja la fragmentación de los actores que disputan el control de la opinión pública. ¿Quién define la agenda política?

Primero, los medios de comunicación tradicionales, antaño los grandes modeladores de la agenda, han perdido protagonismo ante la irrupción de las redes sociales. En plataformas como TikTok, los usuarios buscan entretenimiento o historias que conecten con su cotidianidad, dejando de lado las discusiones políticas. Esto marca un cambio profundo: las redes no solo democratizan el acceso a la información, sino también permiten priorizar temas que consideran relevantes, aunque estos sean completamente desvinculados de la agenda gubernamental.

Por otro lado, los políticos de oposición, con un rol históricamente reactivo, no han logrado capitalizar el descontento generalizado para posicionar una alternativa creíble. Su constante crítica al gobierno se percibe como predecible y carente de propuestas que resuenen en una sociedad desgastada. Esto evidencia un error estratégico de ambos lados: el gobierno, en su intento por convencer a sus detractores, olvida que su verdadera labor es conectar con la ciudadanía. Mientras tanto, la oposición se mantiene en un círculo de ataques que no logran traspasar el umbral de las redes sociales o los programas dominicales.

El tercer actor, la población, vive atrapada en la lucha diaria por su bienestar. Lejos de las pugnas políticas, la gente prioriza el trabajo, la familia y el entretenimiento. Sin embargo, esta desconexión no es definitiva. La chispa de protesta puede activarse cuando los problemas irrumpen en la cotidianidad de las personas. En un país como el Perú, donde las brechas sociales y económicas son profundas, la indignación dormida puede convertirse rápidamente en acción colectiva.

El Perú enfrenta una paradoja: mientras ningún actor parece tener la hegemonía para definir la agenda, las redes sociales han abierto un espacio caótico y descentralizado donde las preocupaciones individuales conviven con los grandes debates nacionales. ¿Qué implica esto para el futuro? Una ciudadanía que decide desconectarse de la política también delega, consciente o inconscientemente, su capacidad de exigir resultados a sus gobernantes.

La pregunta central sigue vigente: ¿quién pone la agenda política? Quizá la respuesta no esté en un solo actor, sino en la capacidad de los diferentes sectores de la sociedad para articular demandas y converger en causas comunes. Lo que queda claro es que, en un mundo cada vez más digitalizado, la narrativa política se ha descentralizado, y el control de la agenda ya no es monopolio de los políticos. ¿Quién define la agenda política?

Domingo, 15 de diciembre del 2024

Los trenes y el desafío de Porky

Gracias por compartir

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí