En el corazón de América del Sur, un país diverso y rico en cultura, Perú, se encuentra atrapado en la encrucijada de la desesperanza y la falta de oportunidades. La actual presidenta, Dina Boluarte, parece no comprende la urgencia de revivir la esperanza positiva en la población, y esta desconexión amenaza con sumir al gobierno en un abismo social.
La demora en la convocatoria de nuevas elecciones generales está llevando al gobierno peruano al borde del precipicio. Según una reciente encuesta de Ipsos Perú, el 58% de los peruanos residentes en Lima expresan el deseo de emigrar en busca de oportunidades a otro país como Estado Unidos. Estas cifras evocan recuerdos de la década de los ochenta, cuando la población peruana también enfrentaba un sentimiento de falta de futuro.
En la actualidad, los ciudadanos peruanos luchan contra la precariedad laboral, anticipando un futuro en el que miles podrían carecer de un fondo de jubilación. La retira de fondos de pensiones de las AFPs para emprender negocios propios fue una estrategia arriesgada para enfrentar la incertidumbre. Este camino, sin embargo, se convertirá en un problema social porque la vejez será larga.
El cogobierno entre el Ejecutivo y el Parlamento parece estancar cualquier cambio significativo en la política peruana. Aunque ambos poderes se dependen mutuamente para sobrevivir, el daño a la población podría ser irreversible. La creciente desconfianza e impaciencia del pueblo son el resultado natural de un sistema político que prioriza la supervivencia sobre el bienestar colectivo.
La población peruana anhela abandonar su tierra natal, no porque carezca de amor por su país, sino porque no encuentra esperanza en un entorno que parece ofrecer pocas oportunidades genuinas. La lucha por sobrevivir se refleja en la necesidad de recurrir a la viveza y el ingenio para superar las dificultades, incluso al cruzar un semáforo en rojo.
La viveza o el atajo económico se ha convertido en moneda corriente en la política peruana. La renuncia a valores como la transparencia y la honradez ha dejado a la población desencantada y desilusionada con el liderazgo político.
El Perú se encuentra en una encrucijada crítica. El gobierno actual necesita comprender la urgencia de restaurar la esperanza y crear oportunidades para su población. Y la falta de acciones concretas podría preparar el terreno para líderes populistas igual o peor de lo que resultó Pedro Castillo.
Domingo, 03 de diciembre del 2023
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