El presidente Pedro Castillo juramentó una vez más a un nuevo Gabinete Ministerial. En lo que va de su mandato, desde julio del 2021, es la quinta ocasión que se toma juramento a ministros de Estado. Y, al parecer, poco le importó el costo político que significa la designación de flamantes ministros como la parlamentaria Betssy Chávez quien no goza precisamente de popularidad positiva.
La designación de Betssy Chávez como jefa de gabinete responde a una provocación política para enviar un mensaje a sus adversarios de que es posible dar la mano a Dios y al diablo al mismo tiempo con tal de tener control de la agenda pública. Betssy Chávez no pertenece a la bancada de Perú Libre, aunque llegó al parlamento con el partido del lápiz.
Sin embargo, su designación y convocatoria de otros parlamentarios cercanos al partido de gobierno demuestra los acuerdos políticos que se tiene en el Congreso para dividir voluntades y sacar ventaja a río revuelto. Esa es la característica política más destacable del gobierno de Pedro Castillo. Es decir, sostenerse desesperadamente con todo lo que se pueda al interior del parlamento y valerse de olas mediáticas para luego salir a victimizarse.
¿Por qué se trata de una provocación política? El presidente Castillo eligió el camino de generar más incertidumbre en tiempos donde se requiere cierta dosis de certidumbre o tranquilidad. Y, muy a pesar del nivel de impopularidad o desaprobación presidencial que lleva en sus hombros donde siete de cada diez peruanos rechazan su gestión. La población peruana necesita mensajes claros para mejorar su calidad de vida o controlar la crisis económica que actualmente se vive.
El gobierno intenta jugar con fuego. Dentro de poco la población ingresará a un contexto de fiestas de fin de año como el festejo de la navidad y continuará respirando su propia atmosfera alejada de la pelea de los políticos. ¿Tendrá éxito tal provocación política? Creo que no.
Domingo, 27 de noviembre del 2022
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