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Viaje seguro o calidad de servicio

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¿Cuál podría ser la relación que existe entre viajar de manera segura y la calidad de servicio que brinda un bus de transporte interprovincial? Sin temor a equivoco, creo que la gran mayoría que vivimos en la región central del país podemos recordar alguna desagradable experiencia de viaje, probablemente y gracias a Dios sin desenlace fatal.

Pero que podría tener en común el desinterés por brindar un buen servicio y el grado de seguridad que deberíamos exigir. Según reportes del Ministerio de Transportes y Comunicaciones entre el año 2010 y 2014 las empresas de transporte interprovincial que más accidentes de tránsito registran en la carretera central son exactamente las mismas que tienen desinterés por brindar un buen servicio.

Es indispensable exigir que los conductores sean altamente capacitados y se tengan respeto absoluto a sus horas de manejo, pues también en dichos reportes se evidencia que la mayor frecuencia de accidentes se da entre cuatro y seis de la mañana.

No podría estar demás la exigencia que el bus tenga aire acondicionado, música que no sea estridente, películas sin contenido violento, almohadillas y colchas para descansar o luces individuales para el que tenga necesidad de leer. Se trata de tener un viaje placentero y seguro.

Seguramente al momento de realizar un viaje interprovincial miramos nuestra economía, optar por viajar en empresas que reducen sus precios de acuerdo a la oferta y demanda tiene su riesgo, pero estoy convencido que a medida que se desarrolle el mercado de transporte, la exigencia de calidad y seguridad definirá el éxito o fracaso de muchas empresas.

Domingo, 01 de febrero de 2015

20’ y un crédito de plástico

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Hace algunos años decidí tener una tarjeta de crédito, que casi nunca la utilizo, pero causa indignación que una deuda de S/. 7.00 soles se convierte en S/.216.00 en menos de dos meses, según el banco por pagos de membresía y demás intereses.

Resulta que cuando olvidé pagar el recibo de mi cuantiosa deuda de S/. 7.00 y del cual fui a cancelar la deuda total que incluía el costo por incumplimiento de pago e intereses, creí ingenuamente que mi estado financiero estaba en cero.

La sorpresa fue que al siguiente mes mi deuda era de S/. 159.00, la explicación que me dieron; pagos de “membresía”, incumplimiento de pago, deuda de un seguro, más intereses que según el banco suscribí al momento de firmar el contrato.

Presenté formalmente una queja del cual me dijeron que se anularía todos los cobros e intereses, pero al siguiente mes no procedió el reclamo y la deuda ya era de S/.216.00. Fue entonces que decidí cancelar definitivamente la tarjeta, pero una amable voz del banco me sugirió no cancelarla, pues daría solución a mi problema.

Y como por arte de magia la deuda se redujo de S/. 216.00 a S/. 74.00. ¿Cuántos que poseen una tarjeta se dan tiempo para presentar un reclamo? Perdí 20 minutos por teléfono, pero muchos pierden mucho más que su tiempo.

Domingo, 25 de enero de 2015

«Desvestir al rico para vestir al pobre»

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El rol de un Estado que pretende ser más eficiente en una economía de libre mercado es de corregir distorsiones que genera su propia política económica, pero corregir la baja empleabilidad de jóvenes entre 18 y 24 años, imponiendo una ley que otorga beneficios para el sector empresarial según el gobierno, parece no ser una buena receta.

Según el economista Jorge Gonzales Izquierdo la norma tiene que modificarse porque tendría efectos colaterales, aparentemente beneficiaría a jóvenes entre 18 y 24 años, pero qué sucederá con los trabajadores mayores de 25 años, el empresario sin lugar a dudas en su pretensión de reducir costos preferiría contratar a más jóvenes con menos de 24 años, pues el Estado entre otras cosas subvencionará el pago a Essalud.

Algunos comprendemos como principio político que no se trata de “desvestir al rico para vestir al pobre”, la idea es crear riqueza para generar empleo, para esto nuestra economía debió seguir creciendo, es cierto que el gobierno tiene la exigencia de establecer medidas contra cíclicas para aumentar el empleo, pero también puede destinar recursos para hacer más obras y mover la económica local, regional y nacional y así generar trabajo.

Si actualmente no hay demanda por contratar a jóvenes menores de 24 años, es porque urge modificar nuestro sistema educativo, necesitamos jóvenes muy bien preparados y capacitados para mejorar su empleabilidad y productividad. Con ello incluso ellos mismos podrán elegir dónde quieren trabajar y cuanto ganar.

Diario Correo.
Domingo, 18 de enero de 2015

Campaña permanente 2018

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La campaña ya comenzó. Si el objetivo de Ángel Unchupaico y de Vladimir Cerrón es tener pretensión y vigencia política en los próximos años, esto al parecer estaría tomando sentido luego del resultado de la segunda vuelta electoral del 2014. De lo contrario no se explica su presencia mediática de ambos sobre cualquier tema, según ellos de orden gubernamental, uno acusa y el otro dice lo suyo.

Aunque para el primero el escenario estaría un poco complicado, pues al parecer ya no habrá reelección regional, sin embargo, es difícil creer que Ángel Unchupaico no tenga alguna pretensión política a futuro, más aun conociendo su pintoresca característica mediática y política, dicho sea de paso, no podría quejarse del éxito que le produjo.

Al parecer en el caso del ex presidente regional, Vladimir Cerrón tiene una pretensión de canalizar y liderar una fuerte oposición a la actual gestión regional, en clara lectura y respuesta al electorado que voto por él en la primera y segunda vuelta, principalmente de zonas urbanas de Huancayo, Tambo y Chilca. Si esto es así, ya hay un candidato fuerte a la presidencia regional de Junín en el 2018.

En política, claro que se debe tener una estrategia de campaña permanente, pero hay que distinguir que hay una etapa electoral y otra gubernamental, no es lo mismo tener éxito casual al comunicarse con la población en un proceso electoral para ganar votos, que en una etapa ya como gobernante, donde la población espera resultados concretos los siete días de la semana y quizás las 24 horas del día.

Diario Correo
Domingo, 11 de enero de 2015