Mientras la opinión pública centraba su atención en que si la primera dama, Nadine Heredia actuó bien o mal con el uso de su tarjeta de crédito o como personal shopper de sus amigas. Recientemente tuvo una fuerte preocupación las declaraciones del alcalde de La Oroya, Carlos Arredondo quien sostuvo que si el complejo metalúrgico no logra venderse hasta el mes de agosto, este entraría en un proceso de liquidación y su venta seria por chatarreo.
Lo que generaría más de 2000 trabajadores sin empleo (en el cierre del año 2009 trabajaban más de 3500), fuertes movilizaciones sociales y actividades económicas como el comercio terminarían por quebrar definitivamente. Estos problemas de interés social perjudicarían casi toda la cadena productiva de la zona central del país, especialmente ante un bloqueo de la carretera central como medida de protesta ad portas de las fiestas patrias, eso sería desastroso para nuestra economía y el turismo regional.
Según el alcalde, después de seis años, muchas familias optaron por retirar a sus hijos de los colegios, generando una fuerte deserción escolar que incluso dos Instituciones Educativas para seguir funcionando, tuvieron que fusionarse. El plano político también fue afectado, pues el número de regidores del consejo provincial pasó de once a siete actualmente.
El problema de La Oroya sugiere optar medidas estratégicas de orden estructural, que los gobernantes no solo sean administradores de circunstancias pasajeras, todo lo contrario, deben asumir con responsabilidad e inteligencia su liderazgo político que la población les encargó.
Y el presidente Ollanta Humala, bien gracias en su política por atraer más inversiones, quizás la gran inversión esperará que culmine el año pre electoral o por lo menos tenga claro que para el 2016 nuestro país no vuelva a dar un salto al vacío.
Domingo, 21 de junio de 2015