Una de las consecuencias por la que los políticos pierden conexión social o legitimidad gubernamental sucede cuando no logran sintonizar con las exigencias de la población, osan retar a la opinión pública con el argumento de que fueron elegidos para dirigir nuestros destinos.
Ya en agosto del 2012 nuestros hermanos de Jauja, salieron a las calles y bloqueando carreteras le dijeron no al entonces presidente regional, Vladimir Cerrón cuando pretendió oponerse políticamente a la internacionalización del aeropuerto Francisco Carlé de Jauja, en claro error político.
No olvidemos que Jauja con su voto para la segunda vuelta en el 2014 le dio el respaldo a Unchupaico con 88.48% (39750) y solo un 11.52% (51649) dieron su apoyo a Vladimir Cerrón. Lecciones que se aprende en política.
Claro está que luego de un proceso electoral elegimos autoridades para que en un determinado tiempo puedan tomar decisiones por nosotros, pero de ahí, hacer oídos sordos a la población que canaliza sus demandas a través de sus representantes políticos (llámese dirigentes) es ignorar que se está en un escenario político y donde sus respuestas también son políticas.
Y como un revés político se percibe el retroceso del gobernador regional, Ángel Unchupaico en su reciente pretensión de transferir recursos económicos a Jauja y Sicaya del hospital de neoplásicas de Concepción, seguramente existió un sustento técnico y legal, pero fue una clara afrenta a la población.
Nuestros gobernantes deben interpretar con claridad que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero si fuera cierta tal afirmación, entonces también debemos considerar que Dios no se equivoca…
Diario Correo
Domingo, 29 de marzo del 2015