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Trinchera presidencial: indiferencia y rechazo 

En una democracia, la convivencia política se sustenta en un delicado equilibrio entre la opinión pública, los políticos y medios de comunicación. Esta tríada es fundamental para mantener el dinamismo y estabilidad en una sociedad donde las autoridades son elegidas por el pueblo para gobernar en su nombre. Sin embargo, cuando uno de estos actores se distancia significativamente, el equilibrio se rompe, y surgen los problemas sociales. ¡Trinchera presidencial!

Desde que Dina Boluarte asumió la presidencia en diciembre de 2022, Perú ha experimentado un fenómeno que podríamos llamar «atrincheramiento presidencial». Este término describe una situación donde la mandataria enfrenta un constante ataque político y una desaprobación pública abrumadora, con nueve de cada diez peruanos que rechaza su gestión. A pesar de tres últimos intentos de vacancia en el parlamento, ninguno ha prosperado debido a la falta de los 52 votos necesarios, dejando a la mandataria en el poder, al menos por ahora. 

Las acusaciones en su contra son diversas, desde escándalos de relojes Rolex y su misteriosa desaparición de doce días, hasta la detención de su hermano por presuntos actos de corrupción. Sin embargo, estas razones aparentemente suficientes para una vacancia no han encontrado eco ni en el parlamento ni en la opinión pública. ¿Por qué, con tantas razones de peso, la vacancia no prospera? 

Una posible respuesta radica en la indiferencia de la gente hacia la política. Muchos peruanos sienten que los escándalos políticos no afectan directamente su vida diaria en términos económicos. Esta desconexión entre los problemas políticos y la vida cotidiana crea un ambiente donde el descontento no se traduce en acción de protesta. 

El gobierno de Dina Boluarte se enfrenta a dos frentes: los políticos y medios de comunicación. Los medios reportan sin cesar sobre los escándalos, y los políticos que aparecen en entrevistas lo hacen para criticar su gestión. A pesar de este asedio mediático y político, la presidenta se mantiene en el cargo, sostenida por la indiferencia ciudadana. 

El caso de Dina Boluarte y su atrincheramiento presidencial se sostiene porque la opinión pública no se ve activa y en la calle. Sin ella, el equilibrio democrático se tambalea, y los problemas sociales se profundizan. La pregunta que queda es: ¿Cuánto tiempo más puede durar esta indiferencia antes de que se convierta crónica la crisis política y social? ¡Trinchera presidencial!

Domingo, 19 de mayo del 2024

Cien años de resistencia política

El reciente centenario del APRA nos invita a reflexionar sobre la resistencia política e ideológica en un mundo en constante cambio. Hace un siglo, Víctor Raúl Haya de la Torre entregaba la bandera indoamericana a estudiantes mexicanos, un símbolo de unidad continental que, aunque no se haya concretado continua como ideal político de nuestra región.

Es innegable que América del Sur y Centroamérica poseen realidades socioeconómicas diversas que dificultan una unidad completa, a diferencia de lo ocurrido en Europa con la creación del Euro a pesar de la diferencia de idiomas.

En la era digital, la resistencia política enfrenta nuevos desafíos. La información fluye libremente a través de dispositivos móviles, empoderando a los ciudadanos para formar sus propias opiniones sin depender de intermediarios (políticos o periodistas). Esta democratización de la información ha transformado la manera en que percibimos la realidad política, exigiendo a los partidos políticos adaptarse a una audiencia más informada y exigente.

El cambio también se manifiesta en la inclusión de nuevos valores en la política. La protección del medio ambiente, el cuidado de los animales y la participación activa de las mujeres son ejemplos de cómo la política ha cambiado para abrazar temas antes marginados.

Mirando hacia el futuro electoral del 2026 en Perú, vemos más de cuarenta agrupaciones políticas inscritas o en proceso, lo que anticipa una alta fragmentación electoral y bajo apoyo popular de los que obtendrán el poder.

La resistencia política emerge como un músculo social vital. Aunque algunos argumenten que las ideologías son cosa del pasado, la realidad nos muestra que la búsqueda de identidad política y conciencia ideológica es inherente a las nuevas generaciones.

La resistencia política del APRA nos invita a reflexionar sobre el papel de la política en un mundo cambiante. La adaptación a los nuevos tiempos y la capacidad de conectar con una ciudadanía informada serán clave para los partidos políticos que buscan perdurar y tener un impacto en el futuro de nuestra sociedad.

Domingo, 12 de mayo del 2024

La variable del símbolo partidario

En el Perú, más de 40 agrupaciones políticas están en vías de inscripción con la intención de participar en el proceso electoral del 2026. De no existir adelanto de elecciones durante el 2024 o el 2025 habrá elecciones presidenciales, regionales y municipales en el 2026. ¡La variable del símbolo partidario!

Sin duda, los partidos políticos que participarán en elecciones presidenciales tendrán poco tiempo para organizar candidaturas locales para enfrentar el proceso electoral para elegir gobernadores regionales y alcaldes. Es decir, muchos partidos políticos estarán en desventaja frente a movimientos que ya comenzaron a organizar simpatizantes y reclutar personajes con posibilidades de éxito.

La política peruana siempre ha sido un escenario dinámico y desafiante, donde las estrategias y los símbolos partidarios juegan un papel crucial en la batalla por el poder. En medio de más de 60 agrupaciones en proceso de inscripción para las elecciones del 2026, surge una variable fundamental: el símbolo partidario.

La premisa es clara: aquellos partidos políticos que logren una rápida organización de candidaturas locales tendrán una ventaja en las próximas contiendas electorales. Sin embargo, la dispersión de tantas organizaciones políticas también abre la puerta a movimientos que, aunque no estén en la cúspide de la popularidad, tienen la oportunidad de posicionarse gracias a la familiaridad de sus candidatos locales.

La importancia del símbolo partidario no puede subestimarse porque representa la identidad, los valores y las aspiraciones de un movimiento político, y su posicionamiento es clave en la percepción del electorado. Sin embargo, este proceso no es fácil ni rápido, especialmente para aquellos que no cuentan con los recursos financieros necesarios.

La realidad política nos enseña que la ingenuidad y el optimismo son parte del juego. Presentarse por primera vez como candidato y con un nuevo símbolo partidario puede ser una aventura llena de desafíos, donde la posibilidad de perder es alta, pero no necesariamente definitiva. La potencia de imagen personal, la reputación y la capacidad de conectar con la ciudadanía son elementos clave que pueden marcar la diferencia y el triunfo.

La competencia, la estrategia y la capacidad de conexión emocional forma parte de la política. El éxito no solo depende del símbolo que se lleve en la bandera, sino de la habilidad para interpretar los cambios del entorno y responder a las necesidades y expectativas de la sociedad porque en política hay sumas que restan.

Domingo, 05 de mayo del 2024

Lo efímero que resulta la política

Tal como las historias que se desvanecen en redes sociales, surge una reflexión pertinente: ¿se ha vuelto la política tan efímera como las publicaciones de 24 horas? El paisaje electoral está poblado por la proliferación de 42 partidos inscritos o en proceso para el 2026, cada uno con su relato y aspiraciones, pero ¿dónde está el origen de esta vorágine superficial? ¡Lo efímero que resulta la política!

Uno de los motivos que alimenta esta proliferación de agrupaciones políticas es el distanciamiento de los nuevos adherentes con la cultura militante. La lealtad ciega y la obediencia acrítica a las ordenes partidarias son reliquias del pasado. Los nuevos simpatizantes no encuentran su lugar en un sistema que demanda sumisión sin cuestionamientos.

A esto se suma la gestión deficiente de las cúpulas partidarias, que, en lugar de atraer y retener nuevos simpatizantes, parecen expertas en espantarlos. La ausencia de activismo político que deberían ser canales efectivos de participación desalienta a quienes buscan compromiso y sentido de pertenencia.

Vivimos en una era donde la información ya no se limita a los locales partidarios, sino que se difunde a través de las redes sociales. Sin embargo, esta accesibilidad instantánea permite la superficialidad de los debates y la atención efímera que reflejan una sociedad saturada de información, pero carente de análisis crítico. Es decir, si algún tema de interés político llega a los móviles no es suficiente para dar la impresión de estar informados sobre política.

En este contexto, la política se vuelve un terreno movedizo donde los protagonistas cambian de camiseta con facilidad. Las convicciones ideológicas ceden ante las presiones del momento, y la búsqueda de oportunismos electorales prevalece sobre la coherencia y la conciencia política.

El argumento de que la gente vota más por la envoltura que por el contenido político tiene cierto peso en una realidad marcada por la imagen y la superficialidad. Sin embargo, no podemos perder de vista que la esencia política, el fundamento ideológico y la visión de país, son aún pilares de desarrollo como sociedad.

La política efímera, centrada en la forma y no en el fondo, corre el riesgo de convertirse en un espectáculo vacío, donde las apariencias brillan más que los principios. Es fundamental recuperar la discusión de ideas y la construcción de proyectos sólidos que trasciendan lo efímero de la actual coyuntura política.

La política no puede ser solo una historia de 24 horas. Necesita arraigarse en valores, principios y propuestas concretas que den respuesta a las necesidades reales de la sociedad.

Domingo, 28 de abril del 2024

Te quiero, pero lejos de política