En qué difícil situación emocional deben encontrarse algunos parlamentarios ya que, gracias al poder del voto, en el Congreso, se otorgó la cuestión de confianza al cuarto Gabinete Ministerial del gobierno del presidente Pedro Castillo. Los Congresistas fusibles o que apoyaron sin ser de la bancada de gobierno decidieron ubicarse entre el bien y el mal o prefirieron darle la mano a Dios y al diablo al mismo tiempo.
Me refiero a que gracias al apoyo de algunas bancadas parlamentarias como Somos Perú, Acción Popular, Alianza Para el Progreso y Podemos el Gabinete Ministerial que preside Aníbal Torres obtuvo el voto de confianza (64 congresistas a favor, 58 en contra y 2 abstenciones). Con lo cual se presume que Pedro Castillo logró articular una nueva coalición política y tendrá que caminar entre el odio y el amor en el parlamento. Es decir, el odio por los promotores que gritan vacancia y amor por los que necesitan conservar el empleo u otros intereses como Congresistas.
La cantidad de votos que puedes articular en el parlamento es lo que realmente define de quien gana o pierde. El gobierno del presidente Castillo tendrá algún respiro político, por algunas semanas, para intentar reducir su nivel en desaprobación que de febrero a marzo descendió de 69% a 66% según Ipsos. Algún hecho es la causa para que esa cifra no se incremente.
En la otra orilla se encuentran la oposición política que salió a las calles, el último fin de semana, pero tal parece que para activar provocar incidencia política se necesita algo más que entusiasmo de los promotores. No digo que no sirve de nada. Sin embargo, se observa que tal indignación política todavía no llega a los sectores que apoyaron a Pedro Castillo y definieron su triunfo.
En la actualidad, post pandemia, la población se volvió horizontal en términos de comunicación, ahora son emisores y receptores de mensajes al mismo tiempo. Y, ya no necesariamente obedecen al llamado de un político. Es decir, claro que saldrán a la calle, pero lo harán cuando sientan que llegó el momento de salir a protestar por sus propias convicciones o intereses, tal como lo hicieron en Chile, Ecuador, Francia o España.
Domingo, 13 de marzo del 2022
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