Los nuevos tránsfugas políticos

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En décadas pasadas, el transfuguismo político generaba un terremoto en la opinión pública. La idea de que un político abandonara su partido para unirse a otro, especialmente si este era contrario, evocaba imágenes de traición, de ruptura con principios y lealtades que, aunque idealizadas, parecían esenciales para la vida democrática. Sin embargo, hoy en día, este fenómeno parece haberse normalizado hasta el punto de volverse casi irrelevante para la población. ¡Los nuevos tránsfugas políticos!

La Real Academia Española define al tránsfuga como aquella persona que abandona una organización política para pasarse a otra, generalmente contraria. Bajo esa definición, podríamos decir que los nuevos tránsfugas políticos simplemente siguen una tendencia de supervivencia política. ¿Presenciamos una nueva forma de adaptabilidad política?

En la era de redes sociales, donde la información se consume a la velocidad de un clic, el cambio de partido de un político de su organización original ya no genera el impacto de antaño. La población no pierde el sueño por la pelea de políticos y les deja en libertad de cambiar de posiciones y lealtades como quien cambia de marca de celular.

En Huancayo, y probablemente a nivel nacional, hemos visto en las últimas semanas cómo varios políticos renuncian, publican comunicados llenos de reproches emocionales y otros anuncian con bombos y platillos su ingreso a nuevas agrupaciones políticas. Estos actos, que podrían haber sido vistos como traiciones en el pasado, ahora se perciben como anécdotas en un ciclo electoral cada vez más efímero. La rapidez con la que un político se desencanta y desilusiona de su nueva casa partidaria es casi igual de rápida con la que anunció su ingreso.

¿Realmente le interesa a la gente lo que hacen y dejan de hacer los políticos? No. En una sociedad saturada de información, la política se ha convertido en un espectáculo de entretenimiento. El electorado ya no está tan pendiente de las riñas y romances políticos porque se enfoca en problemas más inmediatos, como la economía familiar, la seguridad o el día a día.

Así, los nuevos tránsfugas políticos han encontrado una ventaja comparativa en un entorno donde el cambio es una constante. Al adoptar la postura de agentes del cambio, se presentan como la opción fresca frente a sus adversarios más estáticos. Sin embargo, este supuesto cambio no siempre responde a un compromiso con nuevas ideas o principios, sino más bien a la conveniencia del momento, a la oportunidad de captar un nicho electoral desatendido o de resucitar una carrera política.

El transfuguismo actual no es una cuestión de principios, es más una estrategia de supervivencia en un mundo político donde la lealtad ha sido reemplazada por la adaptabilidad o quizás presenciamos una nueva forma de disfrazar la misma vieja falta de compromiso.

Domingo, 1 de setiembre del 2024

La impaciencia de la gente

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