En medio de la vorágine de avances tecnológicos que avanza en dirección a la cuarta revolución industrial, resulta sorprendente ver cómo la política peruana mira el pasado. Mientras la inteligencia artificial y el internet de las cosas transforman la sociedad, los políticos peruanos han aprobado el retorno a «la bicameralidad en Perú», estableciendo un parlamento con dos cámaras: una de diputados y otra de senadores.
Es innegable que la tecnología avanza a un ritmo acelerado que produce innovaciones en diferentes sectores, desde la medicina hasta los automóviles eléctricos. Sin embargo, esta revolución parece chocar con la política, que busca volver a un esquema del pasado. La pregunta que surge es si, en un mundo en constante evolución, la política debería mantenerse estática o peor aún anhelar el pasado.
La decisión de retornar a la bicameralidad tiene sus raíces en un pragmatismo político que se remonta a 1992, cuando el patriarca de los Fujimori cerró el parlamento de dos cámaras. Desde entonces, Perú ha funcionado con un único órgano legislativo, los congresistas. La vuelta al pasado es realmente la solución a los desafíos actuales o si responde más a una nostalgia por un modelo que mejorará la empleabilidad de los actuales congresistas.
En muchos países del mundo, las democracias exitosas operan con dos cámaras, que permiten un control y contrapeso político necesario en cualquier sistema democrático. Sin embargo, es imperativo aprender de la historia y comprender que el retorno a la bicameralidad no garantiza automáticamente una mejor gobernanza.
No todo tiempo pasado fue mejor, y la realidad es que la bicameralidad en Perú no fue la panacea que solucionó todos los problemas de manera eficaz como el terrorismo o la crisis económica de la década de los ochenta.
No hay marcha atrás; la bicameralidad en Perú ha sido aprobada. Es fundamental que, en este retorno, se aspire a modernizar la forma de hacer política y que los futuros representantes de ambas cámaras sean conscientes de la urgencia de mantenerse al ritmo del desarrollo científico y del conocimiento, que avanza a pasos agigantados. Y, los electores mantener la sensatez para mejorar su elección política.
Domingo, 10 de marzo del 2024
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