En la era de la información, la competencia entre las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales como la radio, televisión y los diarios ha aumentado la cantidad de información que llega al público. Hoy, la agenda de lo que hacen o dejan de hacer los gobernantes tiene mucha más visibilidad que en años anteriores. Sin embargo, este aumento de canales de información no ha resultado en una mejora en la percepción pública del gobierno de la presidenta Dina Boluarte, cuya desaprobación supera el 90%.
La presidenta peruana lleva más de 90 días sin dialogar con la prensa. Este enfoque ha sido respaldado por el premier Gustavo Adrianzén y los ministros de Transportes, Raúl Pérez Reyes, y Agricultura, Ángel Manero Campos, quienes han defendido esta falta de diálogo como un estilo de gobierno, asegurando que en algún momento habrá un encuentro directo con los periodistas. Esta actitud, consciente o no, erosiona la legitimidad política del gobierno.
Dejar de lado la comunicación es un grave error para cualquier gobernante. Y, confiar en la intuición para manejar las comunicaciones es una mala señal que desvirtúa cualquier estrategia política. Cada acción de gobierno es un acto de comunicación que será valorado positiva o negativamente por la población.
En varias ocasiones, he escuchado a gobernantes, incluida la presidenta Boluarte, quejarse de que «gobierno bien, pero los medios no me quieren» y no difunden las acciones de sus gobiernos. Este tipo de declaraciones son insensatas. Si los medios de comunicación no incomodan a los regímenes, es una cuestión de relaciones públicas, no de gestión gubernamental.
La comunicación no es algo opcional para un gobernante. La gestión de comunicarse con la población es tan crucial como la misma estrategia política, más aún cuando un gobierno está constantemente bajo el escrutinio público. La opinión de la gente, ya sea a favor o en contra, se basa en percepciones e información que circulan en su entorno.
La falta de comunicación directa y transparente con la prensa y la población crea un vacío que se llena con especulaciones y desinformación, agravando la desaprobación y el rechazo hacia el gobierno. ¡Gobierno bien, pero los medios no me quieren!
Domingo, 07 de julio del 2024
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