Rafael López Aliaga, conocido como “Porky”, representa uno de los casos más curiosos de la política peruana reciente. Su llegada a la alcaldía de Lima fue una jugada estratégica que buscó capitalizar su caudal electoral tras las elecciones presidenciales de 2021. Sin embargo, su gestión ha enfrentado un desafío constante: la desconexión con un electorado que exige resultados concretos más que confrontación. ¡Los trenes y el desafío de Porky!
A pesar de su retórica confrontacional, López Aliaga tiene una desaprobación significativa, que según Ipsos Perú supera el 60%. Este rechazo no solo es atribuible a su estilo político polarizador, sino también a la percepción de inacción en una ciudad que exige respuestas al transporte público y la seguridad ciudadana.
El anuncio de la donación de 90 coches y 19 locomotoras por parte del gobierno de Estados Unidos se presenta como una oportunidad para revertir su imagen negativa. La propuesta de implementar un sistema de trenes que conecte Chosica con el Callao, promete movilizar a 200 mil ciudadanos diariamente, tiene el potencial de cambiar la vida de miles de ciudadanos. Pero la pregunta es: ¿logrará Porky convertir esta promesa en una realidad antes de las elecciones de abril del 2026?
Los limeños, al igual que muchos ciudadanos en el país, no buscan enfrentamientos mediáticos ni discursos elocuentes. Su principal interés radica en políticas públicas que mejoren su calidad de vida. La materialización del proyecto ferroviario sería un punto de inflexión para el alcalde de Lima. No solo demostraría capacidad de gestión, sino que también enviaría un mensaje claro de que su liderazgo puede traducirse en obras concretas.
La implementación de proyectos de transporte masivo en el Perú históricamente ha enfrentado barreras como la burocracia, la falta de planificación integral y la corrupción. Para que este tren no descarrile antes de salir de la estación, será crucial que la gestión de López Aliaga priorice la transparencia, el diálogo con todos los sectores involucrados y una ejecución eficiente.
En política, los grandes discursos pueden captar la atención, pero son las acciones las que construyen o destruyen la credibilidad. Rafael López Aliaga tiene ante sí una oportunidad para «poner los rieles» de su gestión, reconectar con la ciudadanía y redefinir su liderazgo como alcalde. Si logra superar las barreras y materializar esta promesa, no solo transformará la movilidad en Lima, sino también podría cambiar la percepción de un electorado cansado de promesas incumplidas. El tiempo, y los trenes, lo dirán. ¡Los trenes y el desafío de Porky!
Domingo, 1 de diciembre del 2024
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