Arrastre electoral o realidad artificial

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En el Perú, el voto obligatorio ha creado un particular triunfo político en las elecciones, distinta a la de otros países del mundo, donde el voto es voluntario. Esta obligatoriedad genera un fenómeno conocido como «arrastre electoral», una tendencia que otorga victorias y respaldos políticos que, en muchos casos, resultan artificiales.

A diferencia de los países donde el voto es voluntario, en los que los candidatos deben movilizar a sus bases para que los apoyen, en Perú el voto obligatorio crea una ilusión de legitimidad y apoyo masivo. Muchos políticos creen que al ganar una elección es sinónimo de contar con un amplio respaldo popular, pero esta percepción es equivocada. En realidad, el electorado no siempre vota por la calidad de los candidatos, sino muchas veces en contra de lo que rechazan o desaprueban.

El ejemplo más claro de este fenómeno lo vimos en las elecciones presidenciales de 2021, cuando Pedro Castillo, candidato de Perú Libre, llegó al poder con una bancada de 37 congresistas, muchos de ellos desconocidos y sin experiencia política que actualmente solo quedan once en la bancada. Estos legisladores no fueron elegidos por su carisma o sus propuestas, sino que fueron arrastrados por la figura de Castillo y, sobre todo, por el rechazo hacia Keiko Fujimori. La votación no reflejaba una verdadera adhesión hacia ellos, sino un acto de resistencia en contra de una candidatura rival.

Este factor de arrastre electoral subraya una fragilidad en el sistema político peruano, que muchas veces se ve atrapado en la polarización y en la lógica de votar «en contra» de algo más que «a favor» de propuestas claras. La tendencia a votar en contra de lo políticamente correcto es una constante y es probable que continúe en Perú.

Para la gente que anhela a un cargo público, este fenómeno deja una lección: la ubicación en la lista electoral puede ser determinante para el éxito. Si no se tiene un puesto expectante como el número uno o dos, las probabilidades de ganar se reducen. A menos, que el candidato presidencial, gobernador o alcalde gane la elección y la lista obtenga la victoria.  

¿Qué sucede después de ganar gracias al factor de arrastre electoral? El problema es que, al no contar con una verdadera base de apoyo ni haber demostrado cualidades para el cargo, muchos de los políticos terminan enfrentándose a una falta de legitimidad y, a un rápido deterioro de su imagen y quizás debido a sus apetitos personales terminan en desgracia política. ¿Lo dudan? Solo hay que verificar dónde se encuentran los que ya ganaron una elección.

Domingo, 5 de octubre del 2024

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