La estrategia por aire y tierra

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La política y las campañas electorales o comerciales se asemejan a una guerra en la que se busca conquistar territorios, pero no geográficos, sino la mente del consumidor o elector. En esta lucha, como en cualquier conflicto, la victoria depende de una estrategia por aire y tierra. La estrategia por aire y tierra es la importancia de la organización territorial y el manejo mediático, dos frentes que se vuelven inseparables en las campañas electorales.

El contexto electoral actual en el Perú, con miras a las elecciones generales, regionales y municipales del 2026, pone en evidencia la necesidad de una estrategia. No basta con inscribirse en un partido político y tener buenas intenciones. La política es un juego de poder que exige entender el terreno y aprovechar cada recurso disponible, al igual que los grandes estrategas militares que dominaron Europa.

Julio César y Napoleón, no lograron sus victorias solo por su carisma, sino por la impecable organización de sus ejércitos. Del mismo modo, un político que aspire al éxito en una campaña no puede limitarse a publicar fotos sonrientes en Facebook; debe construir una maquinaria territorial que le permita «controlar el suelo» y, simultáneamente, establecer una presencia fuerte en el aire a través de los medios de comunicación y redes sociales.

Conquistar la mente del votante o del consumidor cobra especial relevancia en el siglo XXI, donde la sobrecarga de información y la fragmentación del mensaje desdibujan la identidad política. En este escenario, las redes sociales y los medios tradicionales juegan un rol esencial para mantener a un candidato en la conversación pública.

Sin embargo, depender exclusivamente de una campaña mediática no es suficiente. Un sólido ejército de militantes, bien entrenado y dispuesto a recorrer cada rincón de la región o municipio, es el complemento ideal. Este “ejército” representa el contacto directo con la realidad del electorado, algo que los medios no siempre logran captar.

La historia militar también nos enseña que las derrotas llegan cuando se descuida uno de estos frentes. Así como Hitler perdió por subestimar el terreno de invierno en Rusia o el poder aéreo de sus enemigos, muchos candidatos fracasan cuando no logran articular una estrategia coherente entre su presencia mediática y su trabajo en campo. Las campañas políticas no son un juego de azar ni un acto impulsivo, sino una estrategia que requiere análisis profundo.

El reto para los políticos que buscan ser elegidos en el 2026 es claro: deben construir una campaña que no solo movilice a su militancia, sino que sepa aprovechar las redes sociales y medios de comunicación para proyectar su mensaje. La improvisación no es una opción. La política, como en cualquier guerra, premia a los que saben adaptarse y que, sobre todo, saben cuándo atacar por aire y cuándo hacerlo por tierra.

Domingo, 22 de setiembre del 2024

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