Lo efímero que resulta la política

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Tal como las historias que se desvanecen en redes sociales, surge una reflexión pertinente: ¿se ha vuelto la política tan efímera como las publicaciones de 24 horas? El paisaje electoral está poblado por la proliferación de 42 partidos inscritos o en proceso para el 2026, cada uno con su relato y aspiraciones, pero ¿dónde está el origen de esta vorágine superficial? ¡Lo efímero que resulta la política!

Uno de los motivos que alimenta esta proliferación de agrupaciones políticas es el distanciamiento de los nuevos adherentes con la cultura militante. La lealtad ciega y la obediencia acrítica a las ordenes partidarias son reliquias del pasado. Los nuevos simpatizantes no encuentran su lugar en un sistema que demanda sumisión sin cuestionamientos.

A esto se suma la gestión deficiente de las cúpulas partidarias, que, en lugar de atraer y retener nuevos simpatizantes, parecen expertas en espantarlos. La ausencia de activismo político que deberían ser canales efectivos de participación desalienta a quienes buscan compromiso y sentido de pertenencia.

Vivimos en una era donde la información ya no se limita a los locales partidarios, sino que se difunde a través de las redes sociales. Sin embargo, esta accesibilidad instantánea permite la superficialidad de los debates y la atención efímera que reflejan una sociedad saturada de información, pero carente de análisis crítico. Es decir, si algún tema de interés político llega a los móviles no es suficiente para dar la impresión de estar informados sobre política.

En este contexto, la política se vuelve un terreno movedizo donde los protagonistas cambian de camiseta con facilidad. Las convicciones ideológicas ceden ante las presiones del momento, y la búsqueda de oportunismos electorales prevalece sobre la coherencia y la conciencia política.

El argumento de que la gente vota más por la envoltura que por el contenido político tiene cierto peso en una realidad marcada por la imagen y la superficialidad. Sin embargo, no podemos perder de vista que la esencia política, el fundamento ideológico y la visión de país, son aún pilares de desarrollo como sociedad.

La política efímera, centrada en la forma y no en el fondo, corre el riesgo de convertirse en un espectáculo vacío, donde las apariencias brillan más que los principios. Es fundamental recuperar la discusión de ideas y la construcción de proyectos sólidos que trasciendan lo efímero de la actual coyuntura política.

La política no puede ser solo una historia de 24 horas. Necesita arraigarse en valores, principios y propuestas concretas que den respuesta a las necesidades reales de la sociedad.

Domingo, 28 de abril del 2024

Te quiero, pero lejos de política

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