La distancia política desde Lima  

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La distancia que separa ricos y pobres, entre la capital y las provincias del Perú, en términos económicos, salud, educación y empleo son todavía algunas de las grandes deudas sociales que los políticos tienen para con la población del interior del país. Es una realidad paralela y explosiva  que servirá de terreno fértil para discursos populistas.

Pedro Castillo dejó el cargo como mandatario, pero es posible que el próximo en ganar las elecciones presidenciales provenga desde fuera de Lima porque los electores no sienten o ya no quieren ser representados por alguien que les genera distancia política y social.

No es casualidad la convulsión social después de la vacancia presidencial de Pedro Castillo. Aunque las élites limeñas pensaron que al morir el perro, moría la rabia. Y, al margen de condenar todos los actos delictivos de algunos manifestantes y lamentar las muertes, no podemos ignorar a un gran sector de la población que exige adelanto de elecciones porque no se sienten a gusto con Dina Boluarte.

¿Adelanto de elecciones con las mismas reglas? No. Porque no serviría de mucho. La política peruana necesita algunas reformas electorales como fortalecer las  elecciones primarias que fue suspendido en dos ocasiones por el Congreso, el cual hubiera evitado el desfile de demasiados candidatos presidenciales, gobernadores o alcaldes.

Renovación a la mitad del mandato congresal (cinco años para un congresista es mucho tiempo). El parlamento necesita oxigenarse a la mitad del período presidencial. Los  congresistas tienen altos niveles de rechazo, entre otras cosas por el tiempo que permanecen en el cargo en un país con altas brechas sociales. Por último, permitir la reelección parlamentaria y también para gobernadores y alcaldes porque su eliminación no dio resultado, al contrario pareciera que llegan al poder político para aprovecharse con todo lo que se pueda.

Domingo, 18 de diciembre del 2022

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