Ganar una elección popular lleva consigo una enorme responsabilidad, especialmente por la necesidad de cumplir con gran parte de lo que se promete durante la campaña electoral, y sobre todo, para gobernar con una visión general y no solamente para quienes pertenecen al partido de gobierno.
Sin embargo, adquirir el poder para gobernar también conlleva tentaciones con diferentes características que en muchas ocasiones son imposibles de contener por los seres humanos que rodean a los que ganaron una elección. Muy cerca al poder político se encuentran los familiares en primera línea como son los esposos, hijos, hermanos, sobrinos y luego están las amistades de ocasión que aparecieron durante la campaña electoral.
Lo que sucede al presidente Pedro Castillo es propio de la naturaleza humana y la sensualidad de poder político que los convoca. El hecho de que la hermana de la esposa del presidente Castillo se presente para prometer la ejecución de obras es una muestra de cómo operan los atajos burocráticos a costa de la influencia política para realizar proyectos de inversión pública al interior del país.
Las extrañas circunstancias del relativo éxito empresarial de la hermana de la esposa del presidente no es exclusividad de la pareja presidencial. En los gobiernos regionales y municipales, en todo el Perú, también hubo y hay familiares de gobernantes que cedieron a la tentación del poder político y hoy pagan las consecuencias de su osadía al afrontar largos procesos penales por corrupción de funcionarios.
El caso de aprovechamiento político para beneficio propio de los que rodean a políticos que ganan una elección como lo que ocurre a Pedro Castillo no será la última evidencia de corrupción de funcionarios. Sin embargo, mientras los gobernantes no reparen en tener cuidado al dar la mano a familiares o personajes que se acercan a la hora de gobernar siempre habrá la posibilidad de tentación de ceder ante la sensualidad del poder político.
Domingo, 10 de julio del 2022
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